No muchos años después de nacer descubrió el mundo alterno, sorprendente, del sueño.
Mientras se está despierto, la vida es una dura experiencia –salvo por la risa, la lectura y el chocolate. Pero cuando anochece y tienes la suerte de encontrar donde acurrucarte, otro telón se levanta: comienza una versión alterna de las mismas cosas, alter-vida que puede ser hermosa o terrible.
Como su vida era de las duras, empezó a observar con la mayor atención esa alter-vida, a veces de ensueño, a veces pesadilla. Y a fuerza de probar y probar, comenzó a manejar las historias de sus sueños.
Primero era casi nada: si pensaba mucho en algo podía transportarlo a su mundo del sueño, pero con resultados impredecibles. Decepcionado de la vida en vigilia, continuó experimentando hasta que logró obtener el control total de su alter-vida. Quién entra, cuándo entra, qué hace y cómo sale.
Pero da la casualidad que la alter-vida se alimenta de la vida normal, o así parece. Nunca nadie ha soñado con algo que no conociera despierto –y si así fuera, no podría reconocerlo porque nunca lo ha visto.
Las horas que forzosamente pasaba despierto eran una pesadilla. Pero necesitaba gente para alimentar a su cada vez más demandante alter-vida; así que consiguió un trabajo normal y una vida medianamente pasable, donde encontrase candidatos para su teatro personal.
Este soñador, de paso, le hacía un favor a todo el mundo al soñarlos como mejores personas. Alguno expresó sentir un extraño bienestar al despertar, pero lo atribuyó siempre a un sueño reparador. Imposible que sospechase siquiera cuán lejos estaban de descansar.
No importaba quiénes fueran o qué relación tuvieran con él. Sólo necesitaba un nombre, una imagen y una voz, para integrarlos al elenco. Bajo la luz del sueño, el más gris se convertía en compañero incondicional, leal partidario o acérrimo enemigo; la más ajena, en amante apasionada, compañera fiel o admiradora sincera.
Por supuesto, no todo era perfecto.
Hasta hoy no ha podido evitar el despertarse.
13 jul 2007
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1 comentario:
pinche coca cero no que no hace daño
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